Cómo podemos detectar que nuestra hija adolescente sufre violencia de género

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Cómo podemos detectar que nuestra hija adolescente sufre violencia de género

Una de cada tres adolescentes sufre violencia de género. Una situación que los adultos no comprendemos ya que pensábamos que con la educación recibida los adolescentes lograrían evitarlo. ¿Qué podemos hacer para evitar que nuestra hija adolescente lo sufra? ¿Y para asegurarnos de que nuestro hijo nunca hará daño a una mujer? La violencia de género en adolescentes es una realidad que los padres tenemos que detectar.

Aumento de casos en menores

Los casos de denuncias por malos tratos, abusos y agresiones sexuales entre menores de edad han aumentado hasta un 25%, según los últimos datos de la Fiscalía General del Estado. Incluso aparecen casos entre niños y niñas de menos de 14 años. Estos sucesos han aumentado entre los menores en un solo año de 433 a 543 (25% más), los de agresiones y abusos sexuales, de 1081 a 1271 (17%), según los últimos datos de esta fuente, correspondientes a 2016.

La violencia de género en adolescentes puede durar varios años porque a veces las víctimas tardan en darse cuenta de su situación. Salir de este tipo de relaciones tóxicas y traumáticas es complicado por la dependencia emocional que sufre la víctima. “Las adolescentes llaman, generalmente, cuando tienen problemas sentimentales con su pareja o, incluso, por problemas que tienen con sus padres a causa de sus relaciones, y no saben a quién recurrir”, explican desde ANAR, que pone a disposición un teléfono de ayuda en el que han atendido un total de las 453 llamadas de adolescentes que denuncian.

Factores que explican la violencia de género en adolescentes

Los profesionales están apuntando como explicación a que muchos adolescentes siguen aceptando el modelo patriarcal tradicional. En sus casas mandan sus padres y por lo tanto ellos sienten que deben controlar a su pareja. Este modelo no se ha superado en muchas familias y cuando estos chicos intentan siempre dominar a sus parejas. Los móviles y las redes sociales se han convertido en una de sus armas para ejercer esa presión constante.

Esta educación machista predispone a las mujeres a sufrirla porque les impide identificar las señales del maltrato. Hay que cambiar esa imagen de chico atractivo y malote que no les deja identificar la situación por la que están pasando.

Lo curioso es que nuestros jóvenes distinguen que esa conducta no está bien. En una encuesta realizada en 2017 a más de 1.400 jóvenes de entre 12 y 17 años en distintas Comunidades Autónomas por la ONG Mujeres en Igualdad, más de un 90% supo reconocer los casos de violencia de género presentados. Ocho de cada diez chicas encuestadas aseguraban no haberla sufrido nunca, pero de ellas un 20% al mismo tiempo admitía haber sido víctima de alguna conducta machista.

Violencia de género en adolescentesCómo podemos detectar la violencia de género en adolescentes

Para los especialistas es fundamental que las familias apoyen a las víctimas y no las dejen solas. Pero en la mayoría de los casos las adolescentes no cuentan que están pasando por esta situación en casa. Por ello, tenemos que intentar detectar las señales que nos pueden indicar que está pasando por esta situación.

“Los comportamientos con los que la pareja de vuestra hija la va dominando no suelen ser comportamientos agresivos (más evidentes y detectables) sino comportamientos que favorecen la desigualdad, el dominio y el abuso. Estos comportamientos son más difíciles de detectar: estrategias de aislamiento, de imponer sus ideas, de controlarla, coacciones o chantajes emocionales”, explican en esta Guía para madres y padres de adolescentes que sufren violencia de género.

Señales para saber si nuestra hija sufre violencia de género

En esta misma guía citan algunas de las señales que nos pueden hacer saltar la alarma sobre la violencia de género en adolescentes.

  • Se aleja de sus antiguas amistades. Deja de ver a sus amigos de siempre y empieza a salir con otra gente.
  • Conversa poco de sus problemas emocionales. 
  • Duda de sus propios sentimientos y de su juicio. Cree valer poco o nada. Se siente mal respecto a sí misma, se infravalora.
  • Se siente agradecida (de forma poco natural) cuando su novio es respetuoso. Aunque no esté de acuerdo, acepta las decisiones de su pareja. Pierde la voluntad.
  • Ignora sus propias necesidades a favor de las de su pareja. Incluso sacrifica su propia independencia por el deseo de recibir amor.
  • No sabe si desea finalizar la relación o continuar con ella. 
  • Baja su rendimiento escolar o laboral. Le cuesta trabajo concentrarse en sus actividades (antes no le sucedía). Se muestra muy distraída.
  • Tiene problemas de salud. Se altera su apetito (come más o está inapetente). Su ritmo de sueño se modifica (duerme muy poco o demasiado).
  • Tiene miedo de que su pareja se enfade. Está continuamente en contacto con él a través de móvil o redes sociales, lo que le impide concentrarse en lo que esté haciendo en ese momento ya sea tareas escolares, ver una película, hacer alguna tarea doméstica o mantener una conversación.
  • No acepta comentarios u opiniones acerca de su pareja o de su “nuevo estilo de vida”.  Se muestra irascible con sus maestros, compañeros de clase o amigas y amigos.
  • Se muestra irascible con la familia. Reacciona de malas formas por cosas sin importancia. Plantea problemas para ir de vacaciones o pasar fines de semana fuera si él no la acompaña.

 

 

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