ENTRADA 6

3-2-1984, Moscú

Alguna vez han pensado que pasaría si algo les faltara? Yo, he perdido la vista, y junto a ella a mi gran amor, el ballet, lo único que me queda en recuerdo de mi familia.

Ahora, en esta fría habitación de hospital, me parece muy lejano el tiempo en el que me quejaba de los dolores musculares de bailar seis horas, siete días a la semana en la Vaganova. Pueden parecer muchas horas para alguien que no llega al metro sesenta de altura, y que apenas tiene dieciséis años, pero a mí se me hacia insuficiente. Y ahora me doy cuenta que no he aprovechado el tiempo, ni con mi familia ni bailando, me doy cuenta de que no me he dado tiempo de pararme a saborear ningún momento, y ahora no podré. Al igual que a partir de ahora tendré que pedir ayuda para escribirte.

zapatillas-de-ballet

No voy a poderte escribir mucho más, porque dentro de poco vendrá a buscarme la enfermera, una de las pocas personas que tienen fe en que pueda volver a bailar, para ir a frustrarme otra vez porque no logro bailar sin ver. Eso me da lastima, porque una cosa que he hecho des de pequeña, ahora me da miedo porque no puedo reconocer por donde me muevo. Eso es mi próximo objetivo, recuperar la forma de vida que me han enseñado des de pequeña, ya que en mi familia se aprende a bailar a la vez que a caminar.

La enfermera ya ha llegado, hoy no podre explicarte nada más, hasta otro momento en el que necesite expresar lo que me ahoga.

Aina Rey, 3r d’ESO

 

 

ÚLTIMAS PALABRAS PARA UN ÁNGEL CAÍDO

Fallé al pensar


que esto nunca pasaría,


el dÍa en el que tu adiós iba a llegar,


y ya no te vería cada día.


Mi pequeño ángel de la guarda tú eras,


y de negro siempre vestías,


ahora soy yo la que viste de negro,


y va llorando por las esquinas.

Como balas en mi pecho impactaron


tus últimas palabras,


esas que jamás me dijiste,


pero en tu mirada estaban.


Lo siento si no lo dije lo suficiente,

mi pequeño ángel caído,


pero ahora que al cielo volviste,


me sentia en mi deber.


Black cat on black background

…de negro siempre vestías.

Living Microphone. Andrea Sapena, 2n d’ESO

EL TIEMPO NO BORRA NUESTROS RECUERDOS

Cuando el viento sopla, las flores crecen.

El tiempo que corre no se puede retener.

¿Los pequeños recuerdos que ellos tienen,

podrán incluso contra el paso del tiempo, permanecer?

Las nubes siguen su curso y los ríos sus trayectos.

Las lágrimas son evaporadas por el paso del tiempo.

¿Tú, yo y él de este largo caminar, alguien ha perdido su rumbo?

Prometimos permanecer, permanecer juntos para

la eternidad, y nunca separarnos el uno del otro.

Incluso si el paso del tiempo a nosotros se quiere oponer.

Incluso si hay que enfrentarse al mundo, lo vamos a hacer.

El soplo del viento ha erosionado altas montañas,

pero, el paso del tiempo es capaz de emblanquecer nuestros cabellos.

Prometimos explorar el mundo, incluso sus más tenebrosas entrañas.

Ese año en el cual hicimos una interminable lista de deseos.

Por esos deseos que hicimos, cojámonos de las manos,

luchemos y venzamos ese río lleno de penurias, juntos.

¿O todo eso solo era el simple balbucear inocente de un bebé?

Acordémonos de esos deseos, hagamos que el paso del tiempo,

ni siquiera él, pueda borrar nuestros recuerdos. Deseemos juntos:

tiempo no borres nunca jamás nuestros recuerdos.

Aunque, creo yo que nuestros recuerdos ni siquiera el largo pasar del tiempo

tendrá la capacidad de poderlos borrar. Ya que éstos,

los grandes recuerdos, en nuestro corazón perpetuamente permanece.

El tiempo pasa como hace el agua, fluye y nunca vuelve,

pero habrá una cosa que nunca cambiará, nuestra amistad y relación.

Por eso, ni el paso del tiempo será capaz de llevarse, nuestros recuerdos.

Permanecerán hacia el más allá, ahí estarán incluso si hay encarnación.

río que fluye

Marc Mei, 1r de Batxillerat

ESPACIO RELATIVO

-¡Qué grande es el universo! ¿Cuánto puede ocupar? -preguntó el cabo Guilligan.

La nave llevaba cinco días cruzando el espacio y el cabo aún no salía en sí de su asombro. Cada estrella, asteroide y planeta le emocionaban más que un soneto, y eso que hay sonetos muy bonitos. Había pocas cosas que valiese la pena explicar del cabo, sólo dos detalles. El primero era que tenía un sueño. La identidad del sueño no era importante. Lo importante de los sueños no es contarlos, son como los deseos de cumpleaños, si los compartes pierden la magia. Lo que hace importante a un sueño no es su identidad, es tenerlo y el cabo lo tenía. La segunda cosa importante es que había hecho esa pregunta del universo estando completamente solo. No es que se la hiciese a sí mismo. Era una de esas preguntas que pensamos y debemos liberar porque nos parecen tan importantes que creemos que el universo se encargará de enviar a quien la conteste.

-Eso nadie lo sabe -y el universo respondió.

Guilligan se giró para encontrarse cara a cara con la capitana Rasak. La capitana era toda una celebridad en el barco. En parte por el hecho de que una mujer hubiese llegado a ser capitana y en parte por tener esa capacidad, tan buscada y difícil de encontrar, de dejar huella en la gente.

El cabo sintió vértigo al estar con una persona tan importante y sintió como empezaba a tartamudear.

-Ca…cacacapitana, ¿Qué hace usted aquí?

-Cabo, ¿acaso está prohibiendo a una capitana observar las estrellas? -lo preguntó con una sonrisa afable en la boca, que pasó desapercibida a Guilligan.
– No, por supuesto que no capitana – dijo mientras un sudor frío empezaba a caerle por la frente.

-Sólo estoy bromeando, ¿Guilligan? Puedes llamarme Rasak, todos nosotros y nuestros títulos y propiedades son tan pequeños comparados con la inmensidad del espacio que cada vez que vengo aquí siento como si ese término me pesase. Quería dejarlo atrás si con ello pudiese volver a mirar las estrellas como las miras tú.

nebulosa

-¿Cómo las miro yo? –preguntó el cabo.

– Sí, creyendo que algún día podrás observar la plenitud del universo en su totalidad –aclaró la capitana.

– Eso es imposible, ¿verdad? –volvió a preguntar Guilligan.

-Yo creo que sí –respondió Rasak-, pero mucho antes de que empezásemos a viajar por la galaxia los humanos viajábamos por el mar. El paisaje era diferente pero la base similar, el hombre en frente de una gran masa de la que no llegaba a ver el final, y se nos acabó quedando pequeño.

Y se formó el silencio. Solo eran dos personas frente a la infinidad del espacio, en silencio, pensando en sus cosas, en sus sueños. Los problemas, miedos y ansiedades parecían insignificantes frente a esa masa de oscuridad y estrellas.

-Yo llegaré al final -dijo Guilligan, y sus ojos brillaban como dos supernovas.

La capitana sonrió y dijo:

-A partir de ahora usted y yo somos amigos cabo, ¡es una orden!

Solo un espacio frente a la inmensidad de dos personas.

Dani Mallo, 2n de Batxillerat

QUIÉREME SI QUIERES

No voy a pedirte, a suplicarte, a rezarte o venerarte como si no fueras de este mundo

No voy a decirte que para mí lo eres todo y sin ti no soy nada

No soy de palabras que se olvidan porque no eran ciertas, porque eran vanas

No voy a comprarte un caballo, una casa, un barco desde el que ver el mar profundo

Te ofrezco lo que te ofrezco, sin regateos ni juegos, ni romanticismos pomposos

Te ofrezco una sonrisa, una opinión dada con alegría

Te ofrezco ayudarte ante la oscuridad de las pesadillas

Te ofrezco eso y nada más. Eres libre de abandonarme por objetivos más ambiciosos

Si decides irte, aquí decides tú, no lo olvides, te irás y te perderé en la lejanía

Si decides irte te irás, te habrás ido, y yo posiblemente y por inercia me quede

Si decides irte puede que te olvide, puede que te recuerde, pero no lo sabrás porque te habrás ido

Si me recuerdas sólo podrás pensar en lo que, si hubieses querido, tal vez sería

Si decides quedarte por propia voluntad, puedo asegurarte que yo me quedaré a tu lado

Si decides quedarte no cambiaré para conservarte. Seguiré siendo yo, aunque no sé muy bien cómo voy siendo

Aunque, si decides quedarte, ¿no será tal vez porque te gusta verme como me voy viendo?

Si decides quedarte seré leal a ti y a mí mismo porque, si no fuese yo mismo, a lo mejor de la lealtad me habría cansado

Así que ya lo sabes. No hay letra pequeña. Esto es lo que te ofrezco. Puedes firmarlo con un abrazo, un beso o no decirme que me quieres y guardarte el secreto

No te ofrezco algo perfecto, ni siquiera algo bueno. No hay nada seguro. Bueno o malo lo decidiremos por el camino. Pero te aseguro que será nuestro

Así que ahora elige. No hay nada escrito. Da un paso al frente y decide. No puedo ayudarte y mucho menos poseerte

Quiéreme si quieres. Solo una cosa más. Esto no te lo digo para convencerte pero yo he decidido quererte.

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Dani Mallo, 2n de Batxillerat

 

 

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