Musulmán o cristiano, humano al fin y al cabo En el mundo siempre ha habido maldad. La capacidad de hacer el mal es algo innato en el ser humano de la misma forma que lo es luchar contra este mal. Esta ambivalencia humana que, en cierto modo, es lo que nos permite hablar de buenas y malas personas porque, en mi opinión, la bondad solo lo es si no es accidental y es voluntaria, se muestra en todas las pequeñas cosas de la vida. Podemos ser buenas personas respecto a nuestros amigos y ayudarles cuando lo necesitan, respecto a nuestros conocidos y recordar su cumpleaños, respecto a los desconocidos y sujetarles la puerta cuando entramos en un bar. El Padre Jacques Mourad y Navid Kermani, autor del discurso* que inspiró este artículo, son la prueba de que también podemos ser buenos en la forma en la que vivimos nuestra espiritualidad. Jaques Mourad El estado islámico es la encarnación política, militar y sobretodo ideológica del mal. En occidente algunas personas han creído que las atrocidades que este y ha cometido en Oriente Medio son propias de un pueblo, religión y cultura atrasada en todos los sentidos pero Hitler, Mussolini, Franco o Stalin son claros ejemplos de que la atrocidad no tiene fronteras. De hecho son dignas de mención las grandes similitudes entre la aparición del ISIS y la llegada del nazismo al poder. En ambos casos un movimiento antidemocrático y genocida llegó al poder en el declive de un viejo orden autoritario, república de Weimar en Alemania y primavera árabe en Siria y otros, justificándose con razonamientos simplistas y maniqueistas que no comprendían los pensadores a los que se referían. Hitler justificó su genocidio con pensadores como Darwin o Nietzsche. Comparar la evolución de las especies con una supuesta superioridad del pueblo alemán, que por otro lado no existe desde un punto de vista genético, es como decir que puedo escribir 4ilófono en vez de xilófono porque en matemáticas he aprendido que x equivale a 4. En cuanto a Nietzsche, Hitler cogió de él la idea del superhombre que de forma arrogante puede y tiene la potestad de imponerse respecto al resto y no le importó obviar, tal vez desconocía, que Nietzsche hablaba de un hombre, no de una raza y lo hacía a modo literario o que el filósofo era abiertamente contrario al antisemitismo, lo que le granjeo la enemistad de uno de sus héroes de juventud, Richard Wagner. Como subraya Kermani en su artículo el estado islámico no es diferente. Es evidente que en Oriente Medio existe un clima complejo debido a la confluencia de diferentes etnias o, mucho más importante, la dictadura de al-Ásad, pero el ISIS no solo no lucha por solucionar los problemas en ese territorio sino que no entiende ni defiende los valores del islam que dice representar. Como un niño intentando leer a Joyce este grupo ha pasado por encima de las páginas de Corán cogiendo de este, de forma simplista y falta de contexto, aquello que le convenía para justificar sus brutalidades. ¿O acaso podemos creer que la cultura que inspiro a grandes filósofos occidentales no es nada más que una sarta de pensamientos fanáticos y racistas? Navid Kermani Existe un problema real en esos países. Necesitan una democracia, que no se les exploté y por supuesto que se respeten sus creencias pero el Estado Islámico no representa más que dolor y sangre. Debemos luchar contra él y hacerlo con todas nuestras fuerzas pero sin olvidar que no luchamos contra el pueblo musulmán y que sus textos sagrados predican, como los nuestros, un mensaje de amor y comprensión. Si dejamos que el miedo nos ciegue y confundamos refugiado con terrorista, como algunos han hecho, seremos tan estúpidos y, más importante, tan malvados como el ISIS y olvidaremos que son los musulmanes los que más vidas han perdido a manos de este imperio del mal. Por eso me parece tan importante recordar la imagen del padre Jacques de cuyo encarcelamiento y liberación habla Kermani en el artículo. Ese hombre era un párroco en una iglesia católica en Siria que no olvidó ni por un segundo la importancia de la concordia entre musulmanes y cristianos. Tal vez todos seamos hijos de un mismo dios, o tal vez no, lo importante es recordar que por el simple hecho de nacer no estamos obligados a ser enemigos de nadie. Ningún dios o nación tiene derecho a enfrentarnos entre nosotros, mientras lo recordemos y sepamos luchar contra aquellos que quieren destruirnos o hacernos creer que otros, por el simple hecho de ser diferentes, son nuestros enemigos el mal acabará por desaparecer. Podrá hacernos daño porque el ISIS es poderoso y la avaricia y maldad dentro y fuera de sus fronteras le financia pero hombres como el padre Jacques nos recuerdan día a día que en el mundo hay bondad para vencerlo. *Navid KERMANI, “Més enllà de les fronteres. Jacques Mourad i l’amor a Síria” a “ Cultura/s” nº 701 de La Vanguardia (28-11-15). Dani Mallo, segon de Batxillerat Leave a Reply Cancel ReplyYour email address will not be published.CommentName* Email* Website Desa el meu nom, correu electrònic i lloc web en aquest navegador per a la pròxima vegada que comenti.