“En llamas” es la película basada en el segundo libro de la saga “Los juegos del hambre”. Sé que si yo comentara algo de ella negativamente los fans de ésta seguramente me lincharían. Aun así, correré el riesgo y haré mi crítica.
Para los que no sepáis de qué trata la saga, os diré que está ambientada en una época desconocida, en Norteamérica si no me equivoco, en la que existen doce distritos y la ciudad central, llamada “Capitolio”. Los distritos viven en la pobreza mientras que la gente del Capitolio está rodeada de lujo. Antes había un distrito más, el distrito trece, el cual se rebeló contra el Capitolio y fue exterminado. Para evitar otra revolución, el Capitolio decidió que cada año se elegirían dos personas de cada distrito para que lucharan entre sí hasta que sólo quedase uno para sobrevivir y así mejorar sus condiciones de vida y la de sus parientes (pues entre otros el premio era no tener que volver a luchar en los juegos y tener una lujosa casa para vivir). En la septuagésimocuarta edición de los juegos, los elegidos del distrito doce fueron Peeta y Katniss, que salió como voluntaria, ya que en realidad le había tocado a su hermana pequeña. Entonces participan y ya se sabe, mucha sangre, más sangre, muerte, más sangre hasta que sólo quedan Peeta y Katniss, los cuales intentan comerse unas bayas venenosas para no tener que matarse entre ellos, pero los del Capitolio acaban cediendo para que los dos sean vencedores.

 

Y eso sería la primera película. Ahora sí, me dejaré de introducciones y haré de una vez mi crítica. Mientras veía esa película en el cine, recuerdo que temblaba todo el rato junto a mi amiga, la cual me había acompañado para darme referencias sobre la historia, pues no conocía la existencia de la saga antes de mi tarea de crítica cinematográfica. Sólo os diré que en esta segunda parte el Capitolio quiere vengarse de Katniss por negarse a seguir sus reglas e incitar indirectamente a los distritos a la revolución. Ahora los vencedores de las anteriores ediciones de los juegos tendrán que volver a combatir en la arena.
Para mí fue una película demasiado sangrienta. Al acabar la proyección estaba mareada, y si hubiese visto siquiera una pizca de violencia más me hubiera desmayado ahí mismo. Debe ser porque la historia me absorbía y me sentía como un personaje más, el cual observaba la muerte de sus compañeros y la injusticia en la que vivían día a día. Aparte de eso, (si se puede valorar como defecto) lo demás me pareció genial: intrigante, pasional, dramática y llena de acción que obliga a estar atento en cada momento, en cada instante.
Suficiente por esta vez, me despido. ¡Felices juegos del hambre, y que los dioses estén siempre de vuestra parte!
Raquel Pérez

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