En la guerra del amor… Querido Gato con bufanda, Le escribo porque mi corazón ya no puede más y lo tengo que contar. Desde hace mucho tempo me gusta una princesa que ha venido nueva al instituto. Siempre que la veo es como si mi día tuviera sentido. Pero eso no es todo. Antes de que me enamorara yo, ya había un “pretendiente” para conquistar su corazón pero de momento no la ha conquistado. Señor Gato con bufanda, ¿tendría que sacar mis puños y armas para ganarme su corazón? Espero su respuesta. Atentamente, Karate kid. RESPUESTA: Si de eliminar contrincantes se tratara, antes de utilizar tus puños, algo siempre engorroso y cansado, donde sudas y hasta puedes hacerte daño, te aconsejaríamos optar por venenos rápidos, efectivos y por supuesto definitivos. Otra opción sería acudir a un tal Dr. Corleone para empeñarse en que todo pareciera un accidente. Puestos a ser truculentos, otra vía más limpia sería la inducción al suicidio de tus competidores, por ejemplo, contándoles una ristra de chistes malos, haciéndoles aprender las letras de las canciones de Justin Bieber, obligándolos a sufrir seis horas seguidas de clases de Filosofía sobre la teoría de las ideas de Platón o hacerles ver la serie completa de Bob Esponja. Nosotros detestamos todos estos métodos y a pesar de ser ésta una guerra, la guerra del amor, con combates encarnizados, vencedores y vencidos, aconsejamos estrategias algo más civilizadas. En lugar de eliminar competidores, trata de ganar por todos tus medios el corazón de tu amada. Aquí no seas literal, debes abstenerte de abrirla en canal para acceder a su preciado miocardio. Para tal fin aconsejamos, por ejemplo, llamar su atención y ello puedes hacerlo de muy diversas maneras. Una de infalible sería presentarte en clase vestido de faralaes, con peineta y tacones de zapateao pero es cierto que ese modo, aunque no podría olvidarte nunca, arriesgarías de por vida tu crédito. Hubo un autor que decía que cuando no sabía qué hacer ante una dama, entonces daba un triple salto mortal. Es otra opción aunque debes vigilar no dejarte los incisivos clavados en la mesa del profesor. Desde luego puedes impresionarla escribiendo un magnífico soneto pero acuérdate de los acentos y la rima, cosas poco de moda en los tiempos que corren. Me consta que muchos han intentado llamar la atención a base de filtros de amor y perfumes pero aquí corremos el peligro de una intoxicación masiva de tus compañeros. Ya ves, amigo, todo tiene su cara y su cruz. Sin embargo, toda guerra implica muchas batallas y perder alguna de ellas no supone la derrota final. En la guerra del amor siempre habrá, como tú dices, contrincantes y debes enfrentarte a su competencia y hacerlo en buena lid. Quizás lo mejor es que, pase lo que pase, cuentes con tus cualidades, confíes en ti mismo, y no te dejes deslumbrar por las aparentes conquistas de tus adversarios. Todo se reduce básicamente a ello: confianza. Puede que la mujer de tus desvelos acabe siendo tu compañera (éxito total), puede que no (incluso puedes resultar transparente a su mirada), puede que hoy no pero quizás sí mañana (por fin ella habría abierto los ojos). También puede ser que ella deje de interesarte y que tú mismo te sorprendas al apreciar que tu corazón baila movido por la música de otra inspiración. Así son las cosas de la vida. Nunca has de dejar de contemplar todas las posibilidades de forma realista, no como un blando romántico de película adolescente, hecho que te robustecerá ante lo que el destino te depare. Por lo tanto, no desesperes ni esperes demasiado, ves paso a paso y lucha en todo momento por lo que deseas. Nunca todo está perdido y a veces la vida sorprende al mas pintado. Así piensa quien te escribe, un amigo, que lo es, El gato con bufanda. Leave a Reply Cancel ReplyYour email address will not be published.CommentName* Email* Website Desa el meu nom, correu electrònic i lloc web en aquest navegador per a la pròxima vegada que comenti.