Després d’estudiar Plató durant el primer trimestre de segon de batxillerat, el nostre professor de filosofia ens va proposar aquestes preguntes sobre l’obra de K.R.Popper titulada La societat oberta i els seus enemics (1945) per complementar el temari i veure uns altres punts de vista.  Karl Popper va ser un filòsof vienès que va publicar un famós assaig contra el pensament polític de Plató, al qual considerava precursor dels governs totalitaris. Fer aquest exercicis ha estat molt enriquidor i m’ha servit com a reflexió personal sobre les societats obertes, una reflexió que va més enllà de l’activitat acadèmica.

¿Podría realmente existir una sociedad perfecta? Reflexiona sobre el propio término “perfección” y la posibilidad de llevar tal idea a la práctica.

Desde mi punto de vista la respuesta es simple; no es posible crear una sociedad perfecta por varios motivos. Para empezar, la propia idea de sociedad perfecta es distinta en cada persona. Cada individuo tiene su propia perspectiva de cómo ha de estructurarse esa utopía; por eso, nunca podríamos llegar a crear aquella sociedad que fuera considerada por todos sus integrantes como perfecta.

Por otra parte, estructurar una sociedad de manera que la desigualdad sea nula a la par que todos los ciudadanos estén conformes con su estatus y condición de vida sin recurrir a la opresión de la libertad individual, es tan solo una quimera. Esto es debido a que para alcanzar una igualdad total, muchos elementos tendrían que suprimirse: verbigracia, los lujos, las clases sociales u otras cuestiones  como la desigualdad económica entre otras. Eso supondría un desagrado mayoritario, causado por el sentimiento individual de cada uno al no conformarse con lo que dispone, lo cual no podríamos reprimir. Por eso Platón, en su sociedad perfecta, oprimía la libertad individual en favor de un bienestar colectivo.

En cuanto al término perfección, podemos decir que es una forma de nombrar aquello idealizado que nunca llegaremos a alcanzar. La perfección es inexistente, ya que la perfección es relativa, como he mencionado anteriormente. Por eso la posibilidad de llevar tal idea a la práctica, aunque todos los habitantes de un estado estuvieran predispuestos a crear y cumplir una nueva constitución, hecho ciertamente muy improbable, sería un intento fallido, como intentar unir un puzzle con piezas que no encajan.

¿Qué debemos temer de un proyecto social que se presenta como sociedad perfecta o natural?

Tomando como referencia el estado de Platón podemos extraer varias cualidades a temer.

En primer lugar, tenemos la opresión de la libertad individual a cambio de un bienestar colectivo, ya que si no se suprime esta libertad, el estado idealizado por Platón se desmoronaría como consecuencia de la incapacidad de acción social de la clase baja (artesanos).

También deberíamos temer el hecho de que sea una sociedad cerrada, aquella donde los más débiles se ven oprimidos y manipulados por los más sabios y fuertes. Si miramos el esquema de Platón, la raza de artesanos no son más que simples hormigas obreras cuya única función es trabajar por el bien de la supervivencia de la especie, en este caso el estado. Platón establece que cada uno nace con una función asignada y tan solo ha de limitarse a realizar la misma, lo cual condiciona a sus habitantes y les priva de cualquier elección.

Además en la sociedad de Platón el gobernante es el mejor, el más sabio, el más valiente, el enviado de Dios, la voluntad general, la raza superior; por ende no existe democracia alguna y ponen su estado a cargo de una persona que se considera “superior” al resto.

¿Por qué Popper alerta sobre el ideal utópico de Platón?

Popper alerta sobre el ideal utópico de Platón debido a que este se basa en una sociedad cerrada y eso conlleva al receso de la evolución, puesto que al inicio del texto nos menciona lo siguiente: “resultará claro que la transición de la sociedad cerrada a la abierta podría definirse como una de las revoluciones más profundas experimentadas por la humanidad“.

Popper también nos explica cómo una sociedad cerrada es aquella dominada por los fuertes, como en la naturaleza, justo lo contrario a como debería ser una sociedad, en donde la leyes deberían ayudar a equilibrar la balanza a favor del más débil.

¿Qué distingue a una sociedad cerrada de una sociedad abierta? 

Una sociedad abierta es aquella sociedad democrática, crítica y tolerante cuyos gobiernos son supervisados por la ciudadanía, es decir, por la democracia. En una sociedad abierta todo el mundo tiene sus derechos individuales y las minorías disfrutan de una representación. En este tipo de sociedad existe la libre expresión y no existe la censura como tal, ya que todos tienen derecho a manifestar su opinión. Todo el mundo tiene acceso al estudio y a la formación. Como conclusión, es una sociedad regida por la igualdad y la democracia en la que el poder no es de nadie, sino de todos.

La sociedad cerrada es su opuesta. Es una sociedad donde gobierna uno y los demás obedecen. Se trata de una ideología totalitaria que pretende estar en posesión de la verdad absoluta, y puesto que la verdad absoluta está más allá del alcance de la humanidad, estas ideologías tienden a recurrir a la opresión para imponer su interpretación de la sociedad. Por lo que existe una gran censura de todas las actividades intelectuales o económicas individuales y una continua propaganda propensa a moderar y unificar las mentes de la gente más débil y ganar así su conformidad.

¿Qué es esa “cruz del humanitarismo” que debemos soportar si queremos una sociedad abierta y humanitaria?  

“Si soñamos con volver a nuestra infancia, si nos dejamos tentar para delegar en los otros y ser felices así, nos sustraemos al deber de llevar nuestra cruz, la cruz de la humanidad, de la razón, de la responsabilidad; si perdemos el coraje y nos retiramos de la lucha, entonces debemos percatarnos claramente y sin escrúpulos de lo que nos espera: podemos volver al estado bestial. Si en cambio deseamos seguir siendo hombres, no nos queda otra vía que la que conduce a la sociedad abierta.”

Según Popper la cruz del humanitarismo es el conocimiento. Todos sabemos que el camino más fácil es el de conformarse y dejarse guiar por otros sin pensar ni reflexionar sobre tus propios actos. Esto sería el  retorno a la bestialidad primitiva donde el macho alfa decide permanentemente el futuro de la manada o como dice Popper, sería parecido a ser para siempre un niño pequeño que obedece en todo momento a sus padres porque ellos son quienes le cuidan y quieren lo mejor para él.

Pero los humanos, al madurar, van aprendiendo a pensar por sí solos y una vez han probado el fruto del árbol del conocimiento (la filosofía racionalista) ya no quieren renunciar al pensamiento crítico rebajándose a ser ignorantes y manipulables. Por lo tanto, aunque sea más complicado haber de tomar decisiones por uno mismo y aunque a veces sería más fácil ignorar la realidad, si queremos  una sociedad abierta y humanitaria hay que hacer el esfuerzo en reflexionar y tener un espíritu crítico para que no nos engañen y no creamos lo primero que nos digan.

¿Qué es el historicismo y por qué es criticado por Popper en relación a Platón y cualquier otro pensador? Añadimos a continuación una virtuosa definición del término que te ayudará a comprenderlo:

Si usted cree que la historia de los hombres está “escrita” antes de hacerse, que ella es la representación de un libreto preexistente, elaborado por Dios, la naturaleza, por el desarrollo de la razón o por la lucha de clases y las relaciones de producción; si usted cree que la vida es una fuerza o un mecanismo social y económico al que los individuos particulares tienen escaso o nulo poder de alterar; si usted cree que este encaminamiento de la humanidad en el tiempo es racional, coherente y por tanto predecible; si usted, en fin, cree que la historia tiene un sentido secreto que, a pesar de su infinita diversidad episódica, da a toda ella coordinación lógica y la ordena como un rompecabezas a medida que todas las piezas van casando en su lugar, usted es —según Popper—un “historicista”.

Mario Vargas Llosa: Popper al día, en la revista Vuelta, 1992

 

El historicismo es una corriente de pensamiento que afirma que la evolución histórica de los acontecimientos humanos está regida por imponentes «leyes inmanentes».

Aunque nosotros, simples individuos, no entendamos el curso de la Historia, de manera análoga a los peces que desconocen el fluir del río, esta tiene un objetivo y en este contexto, una persona que conozca estas leyes necesarias que dominan el destino de los seres humanos estaría en situación de predecir nuestro futuro.

Esta concepción del mundo, como asegura y critica Popper,  justifica todas las maldades que puedan acontecer a la humanidad, ya que se puede defender cualquier atrocidad en función de esas leyes; por eso, a lo largo del tiempo han sido utilizadas numerosas veces como justificación de medidas políticas autoritarias que atacan a la libertad individual del ser humano.

Mei Torrecillas, 2n de Batxillerat

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